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Los aplausos no habían sido más que una breve ráfaga de palmadas.
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Cada intervención en las redes sociales es una ráfaga de ira contenida.
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Indicaba que había recibido una nueva ráfaga de datos procedente del portaaviones:
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Aprovechemos al máximo esta ráfaga de luz solar; si esperamos nos mojaremos.
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Quizá la ráfaga de esas pocas sílabas basta para explicar su eternidad.
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Además, me preocupa que el ventarrón pueda hacer que vuelque la avioneta.
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Tenía dudas acerca de la capacidad del timón para resistir un ventarrón.
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MONTEVIDEO.- No es posible quedarse quieto cuando el ventarrón candombero pasa cerca.
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Un repentino ventarrón la apagó tres veces y de nuevo fue encendida.
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El ventarrón de días anteriores había descuajado el tinglado de la parada.
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Un ruido parecido a una ventolera retrotrajo a Humbert a la realidad.
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La ventolera se repitió: eran las alas agitándose, listas para el ataque.
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La ventolera arremolinaba las hojas secas de los límites de Epping Forest.
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El día menos pensado les da la ventolera y me lo quitan.
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De repente se levantó una ventolera que hizo danzar las verdes luces.
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La ventisca nos azotaba por todas partes, y marchábamos paso a paso.
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Pero, con esta ventisca, no nos queda otra solución que la chimenea.
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Lo vio luchar para abrirse camino a través de una terrible ventisca.
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Una ventisca, y una confusión en cuanto a los depósitos de suministros.
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Nunca se había visto expuesto a una ventisca de ideas como aquélla.
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Seguramente los delincuentes se habían considerado afortunados porque la ventisca había pasado.
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Un esquiador japonés había tomado el último telesilla una tarde de ventisca.
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El año anterior habíamos sufrido una ventisca como nunca se había conocido.
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La ventisca debía de haber interrumpido el suministro de electricidad del edificio.
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Nicasia no había exagerado cuando había dicho que habría una última ventisca.
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Además, incorpora una pequeña zona con protección para las gafas de ventisca.
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En ese momento empezaban a soplar las primeras ráfagas de la ventisca.
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Una ventisca rabiosa movía los hilos del agua sin un destino fijo.
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El tejado apenas llevaba un día terminado cuando atacó la siguiente ventisca.
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Observaría la ventisca y la luz abriéndose paso entre las tablas embreadas.
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Quizá ya no quería continuar sintiéndose solo en medio de la ventisca.
