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Escasa maleza salpicaba el plano profundamente inclinado durante varios cientos de metros.
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Limpien de maleza la zona interior también, como medida de seguridad complementaria.
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Los zonas de maleza que yo dibujaba de memoria expresaban cierto misterio.
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Más adelante la maleza es menos frondosa y es más fácil avanzar.
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La verde maleza cubre la entrada principal del subcentro de salud Victoria.
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En la realidad histórica ello ha sido el yerro del cristianismo institucional.
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Sabemos que ese yerro le costó al país 32 años de tiranía.
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En ellas, pues, tiene este yerro su pena señalada; y a V.
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Yoko apuntaba sin el menor yerro a los puntos débiles de David.
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Otra que se perdió el contenido del sermón por el recurrente yerro.
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El único alimento es el yuyo; la única agua es la neblina.
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Y el coirón es un yuyo de acá, mirá cómo se inclina.
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Perdemos la posibilidad de poner un precio testigo para el aceite de yuyo.
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El campo exhalaba un olor fuerte, a yuyo quebrado y húmedo.
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La rueda dejó de girar y el yuyo quedó atrapado entre los rayos.
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Una vez arrancada la mala hierba, añadí que ciertas normas habían cambiado.
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Sin embargo, donde hoy se encuentra Esparta, solo crecerá la mala hierba.
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Esta criatura no es sencillamente una mala hierba que arrastra la corriente.
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Yo, por el contrario, era una mala hierba, débil y sin propósito.
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Una mala hierba es una planta que crece en el lugar equivocado.
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Dice Tochano que en la Argentina hay una liebre en cada yerbajo.
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Digo yerbajo porque es el símbolo convencional y no le asustará.
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Y si siquiera fuera cierto eso de que hay una detrás de cada yerbajo.
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Con alivio, se inclinó sobre un yerbajo, lo agarró con ambas manos... y tiró.
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Arrojó el yerbajo, se puso de rodillas, y metió los dedos en el hueco.
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Pero es que, además, no era un yerbajo, no era raquítico."
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Se puso de pie y arrancó, frenético, otro yerbajo.
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Casi instintivamente, Jenner examinó el sitio del que acababa de arrancar el pedazo de mármol adherido al yerbajo.
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El yerbajo no tenía raíz.
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El yerbajo brotaba del mármol.
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Flapjack me miró durante un minuto y después se fue a buscar algún yerbajo que le sirviera de cena.
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El animal parecía bastante manso; y después de observarme por unos momentos, empezó a pacer del singular yerbajo, sin cuidarse ni preocuparse de mí.
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Raro era el lugar en que se atrevía a crecer un yerbajo o donde se veía surgir de la piedra machacada alguna insolente higuera.
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Comenzarían con una sopa hecha del yerbajo conocido como amor seco y de capullos de rosa mosqueta provenientes de las ruinas del jardín del palacio.
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La destilería probablemente jamás había estado tan bien surtida, ni el jardín tan aseado: no se veía un solo yerbajo o rama fuera de sitio.
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Se lo dije a la madre y me salió con que si de veras pensaba trabajar sabiendo que había una liebre detrás de cada yerbajo.