Fráulein Mozart era una austríaca rubia y maciza, de carne blanca y aire flemático.

Hilto procuró mantener, sin éxito, su habitual aire flemático.

Sus ocupantes me observaban con aire flemático por un instante antes de desviar la mirada.

Tony, con su aire flemático, sus pantalones de algodón y sus camisetas, parecía un chiquillo.

El tren estaba detenido plácidamente, y los londinenses tenían el mismo aire flemático que el vagón.

Con su aire flemático repitió la pregunta.

Dowling levantó la vista con aire flemático.

Pero el bachiller, mirándolo a todos con aire flemático y orgulloso, los trató de ignorantes y gente vulgar.

Nacho se acercó a un banco de hierro al borde de un sendero y se sentó con aire flemático.

Aitor asintió con aire flemático.

Cuando adquiría esa pose cuidada y profesional curvaba suavemente las cejas, lo que le daba un aire flemático típicamente inglés-

Miran cómo deambula pesadamente con aire flemático, y cómo husmea luego el tonel, rozándolo un par de veces con el hocico.

Me encogí de hombros con un aire flemático, inflamado por dentro, con el sexo duro bajo la tela de los vaqueros.

Cuando Alice Chandler entró en la salita, Ed Kugder, serio y rígido, más frío que nunca, la saludó con su aire flemático.

Tenía un aire flemático a más no poder en la forma misma de los hombros encorvados, en el rostro un tanto inclinado, imperturbable.

Sin pensarlo dos veces, echó a correr en dirección a un búnker cuando se topó con una soldado que le preguntó con aire flemático: