Plato de pobres y de vacas eran las algarrobas y los altramuces.

Pero nos íbamos apañando a base de algarrobas, boniatos y alguna sardina.

Como las legumbres estaban tan caras, no podíamos comprarlas y comprábamos algarrobas.

Harold dejó atrás campos de ranúnculos, amapolas, margaritas, tréboles, algarrobas y silenes.

Estaba harto de novelas alquitaradas, vomitivamente inteligentes y más secas que algarrobas.

No obstante, vivimos rodeados de almejas y algarrobas espirituales, selladas herméticamente.

Se negaba terminantemente a molestarse en actos como remojar algarrobas o hervir avena.

Las espinas de las algarrobas; el cuerpo se rasgaba en un ardor difuso.

No preguntamos qué eran las algarrobas, porque más o menos nos lo imaginábamos.

Allí tuvo que haber un par de algarrobas, allá otras dos o tres.

Era en lo alto de un cerro, en una carretera llena de algarrobas.

Tenía tanta hambre que cuando daba el pienso al macho mordisqueaba las algarrobas.

Con algarrobas molturadas preparé un jarabe que todavía se vende en algunas farmacias.

Esto es un algarrobo borde y ya verá usté cómo echa algarrobas bordes.

El jardinero me dice que él sabe dónde me venderán algarrobas.

Al acabarse una copa de zumo de algarrobas, Atahuallpa se dirige a ella.