El altocodaste también estaba roto, y la mayoría de los escudos que había lucido alineados a los costados habían desaparecido.
2
Se agarró al altocodaste con el abrazo de un oso, apretó los pies y empezó a trepar cada vez más arriba.
3
Entre la oscuridad se deslizaban pequeñas barcas, cuyos cuadrados fanales prendidos en los altoscodastes semejaban luciérnagas que corrieran a ras del agua.