Más allá, los acantilados se alzaban otra vez, ocultándole la aldea cercana.

A renglón seguido, las voces se alzaban otra vez y vuelta a empezar.

Pero también las voces que lo prevenían se alzaban otra vez.

Sus cejas se alzaban otra vez como las de la Virgen.

Los gritos se alzaban otra vez como una ingente llama.

Los pesados párpados caían sobre ojos negro tinta y luego se alzaban otra vez.

Lunae respiró de nuevo, pero los espíritus se alzaban otra vez, gestados en el propio suelo.

Tras eso, los picos irregulares se alzaban otra vez para montar guardia sobre la costa de Trine'ba.