Craw alimentó el fuego que ardía abajo, eligiendo únicamente la madera más seca y tupida.

Apenas sentía el calor del fuego que ardía abajo.

Un segundo sol, Freyr, ardía abajo, en el sur.

Las densas sombras de la noche ponían de relieve el resplandor de la antorcha que ardía abajo.

O tal vez era que el aliento del fuego divino que ardía abajo ya había entrado en mí.

Estaba oscuro, muy oscuro, dado que para entonces la lluvia ya había apagado el fuego de la explosión que aún ardía abajo, en la hondonada.

-Megustan tus botas -medijo desde el infierno que ardía abajo.