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Meanings of armar un guirigay in Spanish

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Usage of armar un guirigay in Spanish
1
Cuando pasemos entre ellos, los muchachos los distraerán y armarán un guirigay.
Música para camaleones
2
Los guardianes entran a la carrera, armando un guirigay de órdenes, insultos, palabrotas.
Los peces de la amargura
3
En algún lugar a mi izquierda, Sebastian y Mulcaster armaban un guirigay de mil diablos.
Retorno a Brideshead
4
Las demás se arremolinaron alrededor de Berto, armando un guirigay, pidiéndole que se quitara el saco.
Las iniciales de la tierra
5
En las jaulas amontonadas, los periquitos, los canarios, los loros... armaban un guirigay de mil demonios.
Los enanos
6
Long Tom intentaba componer una respuesta no menos cortés, cuando se armó un guirigay en el exterior.
Doc savage - el inca gris
7
Si en las bibliotecas públicas frecuentadas por escritores estuviese permitido cantar, se armaría un guirigay espantoso, inenarrable.
El cuaderno gris
8
Al oírlo, los hombres armaron un guirigay que superó con mucho los vítores que antes habían lanzado.
Tribuno de Roma
9
Pero en el colectivo cubano se armó un guirigay espantoso y me pusieron de patitas en La Habana.
Las palabras perdidas
10
Inmediatamente todos rompieron a hablar al mismo tiempo, armando un guirigay tremendo a través de la línea de comunicaciones.
El planeta misterioso
11
Sonaban como gatos, y cuando un grupo entero de japoneses lo exclamaba al unísono, se armaba un guirigay fantástico.
Cuando te envuelvan las llamas
12
Cuando estos hombres se encontraron reunidos todos allí -consus odios y sus instintos vengativos-se armó un guirigay espantoso.
Un señor de Barcelona
13
Se armó un guirigay.
A todo riesgo
14
Cerca de ella, Grisela rodaba por el suelo, armando un guirigay; pero en seguida contrajo sus miembros, fantásticamente huesudos, y saltó.
Reunión de Gárgolas
15
Sacó a debate las objeciones que le habían hecho por separado a "Me confieso culpable" y se armó un guirigay.
Las palabras perdidas
16
La convocatoria también había causado su efecto sobre los fieles; se armó un guirigay que el joven sacerdote apaciguó con gesto imperioso.
Tres días y una vida