Sus hombros se arqueaban bajo la chaqueta de piel de topo.

Las hierbas se arqueaban bajo ráfagas de viento frío.

Los troncos eran nudosos y duros, pero las ramas se arqueaban bajo el peso de la fruta madura.

Notó los músculos tensos, los hombros firmes, los dorsales que se arqueaban bajo la palma de sus manos.

Las pasarelas habían sido extendidas y ya se arqueaban bajo el peso de los pasajeros que se apresuraban a desembarcar.

Sus rostros tiznados estaban llenos de amargura y sus espaldas se arqueaban bajo un peso más opresivo que el de las cadenas.

Afuera atardecía y las gotas de lluvia colgaban de las ramas de los árboles que se arqueaban bajo el peso del agua.

Abajo, en el hueco de ventilación, las cuerdas de tender la ropa se arqueaban bajo el peso de los harapos recién lavados.

Un árbol crecía en su parte central, cargado de diferentes tipos de fruta, con mil arcos iris que se arqueaban bajo sus hojas.

No estaban los sarmientos apoyados en espaldares, y sin embargo, no arrastraban por el suelo, sino que se arqueaban bajo el peso del fruto.

Los rojos labios se arqueaban bajo el tupido bigote negro y en sus oscuros ojos brilló un divertido desprecio, como si escuchase fanfarronadas infantiles.

El olor materializaba formas, la espalda robusta de la criada y él mismo pegado a las redondas caderas que se arqueaban bajo sus arremetidas violentas.