Era más joven de lo que Beck había esperado y prácticamente barbilampiño.

Éste era un mulato retacón, barbilampiño, de largos cabellos y voz afeminada.

En el centro de la multitud un joven casi barbilampiño se desmayó.

Solo tenía que mirar al barbilampiño y algo en él vomitaba decepción.

Tenía una piel tersa y, a diferencia de Jiro, era casi barbilampiño.

Flaco, la piel amarillenta, barbilampiño, corto de vista: el Solerás de siempre.

Los Cachorros de Olar se burlaban de él porque le creían barbilampiño.

En realidad parecía un adolescente con su rostro suave y casi barbilampiño.

Era un joven extremeño, apenas un muchacho de dieciséis años, todavía barbilampiño.

Picaron a la puerta y un policía barbilampiño asomó bajo el dintel.

Había también un muchacho ya mayor, aunque todavía barbilampiño, y dos arrapiezos.

Uno era un muchacho barbilampiño, los otros dos lucían unas descuidadas perillas.

Era el hijo del rey de los comerciantes un joven aún barbilampiño.

Y el joven barbilampiño... Había algo en él que le resultaba familiar.

El hijo aún menor de edad, barbilampiño y con una gran sonrisa.

El barbilampiño abrió la boca para hablar pero Uthor se mostró implacable.