A él le hizo pensar en un batería de jazz con la muñeca floja.

David Aldridge, batería de jazz profesional, exploraba estos temas en una autobiografía titulada "Rhythm Man":

Su proveedor era un batería de jazz llamado Tino, que vivía más o menos en la comuna.

Y ella me preguntó cómo demonios podría haber tenido éxito como batería de jazz si ni siquiera podía distinguir entre uno y tres instrumentos.

Conocimos a una pareja de negros muy simpática: ella era enfermera, él batería de jazz; a él le iba bien, grababa discos con regularidad.

Primero fue la batería de jazz, luego el ajedrez (que jugaba por dinero en los parques del Village de Nueva York) y luego la fotografía.

Y Charlie Watts, que es uno de los mejores baterías de jazz del puto siglo, estaba tocando con él.