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Trauman le desea suerte en la subasta y que no pague mucho más de lo que vale la papusa.
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Tal vez tenía que haber buscado a una mujer allí, una que le tratara como una papusa cara, y haberse olvidado de Sóller.
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En mi juventud, en un teatro de revistas alguien cantó "Che papusa, oí" y seguramente yo oí mal, porque a la salida canté:
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Tienes papusa buena y segura, trabajas poco, vas vestido como un siñor... Nelet, no seas bruto y a ver si das gusto a las señoras...
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-Melinaes una papusa cara... De treinta mangos por noche -arrastrabalas palabras tangueándolas, cual si la ambición le afilase el acento-.
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Una papirusa, un formayito".
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Del Pueblo escogió el mundialmente famoso tronco semitibio de biscuit de pacana.
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Ellos no tomarán el cóctel de aguacate y gambas ni el biscuit de jerez.
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Para servir, acompaña el biscuit con la crema y adórnalo con los plátanos cortados en rodajas.
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Sobre una parihuela refulgía un hermoso reloj de bronce adornado por docenas de lilas de biscuit.
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Era menudita y frágil, como una figurita de biscuit, y tenía un cutis asombroso, que parecía porcelana.
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Y era verdad: el traje suelto azul marino y la camisa color biscuit le sentaban muy bien.
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Son pura porcelana... biscuit de Sévres.
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Desmoldar sobre una rejilla, girar la torta (el biscuit debe quedar hacia abajo), retirar cuidadosamente la cintura de acetato.
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Recuerdo que al poco de casarnos le regalaste una muñeca con cabeza de biscuit que siempre llevaba consigo a todas partes.
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Era una estatua de baccarat o de biscuit o de porcelana opaca, sobre un pedestal del mismo material -o de yeso.
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A las once de la noche, cenó dos alas de pollo con legumbres, un biscuit cocido y un vaso de vino de Málaga.
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Para ella construyó Luis XV el Pequeño Trianon, delicado como sus hombros de blanco biscuit, asimétrico, romántico y sin majestad, como la hermosa Pompadour.
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En realidad graznaban de manera poco inteligible y de esa pastosa media lengua fuimos aprendiendo que "tonta" era "torta" y "babicurí" era "bay biscuit".
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Eugenia lo redecoró en el estilo que sus críticos denominaban "biscuit" y que ha llegado a nuestros días con el nombre de Napoleón III.
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El código procede de un generador de números al azar y todo el personal que maneja la "biscuit" ha pasado por una exhaustiva investigación, ¿cierto?
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Acabamos la botella de champán contemplando cómo Biscuit devoraba tranquilamente su pitanza.