Aníbal golpeó la breaenllamas que envolvía el asta, como si esperara rectificar lo sucedido con la furia de su gesto.
3
Otro de sus electrizantes trucos consistía en introducirse en un barril de breaenllamas hasta que éste se había consumido por completo.
4
Un hombre no pesaba tanto como una roca o un barril de breaenllamas, de modo que se podía lanzar más lejos.
5
Una bola de breaenllamas volaba hacia ellos y cayó en el agua con un siseo de protesta a pocos metros de la embarcación.
6
La breaenllamas rugía hasta extinguirse, pero apenas lograba nada más que unas simples manchas negras que estropeaban la superficie de aquella piedra desconocida.