El buenabate Georgel está presente para apaciguar los ánimos y buscar remedios.
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Leía en los primeros tiempos con la audacia que me había sugerido mi buenabate.
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Las lágrimas asomaron a los ojos del buenabate.
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El buenabate estaba tan enojado, que casi juraba.
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Pero teníais razón, ya me encuentro mejor... ¡Gracias, mi buenabate, me preguntaba dónde estaría Schmucke...!
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Todos los bojs estaban cortados de través: algún buenabate en vacaciones se habría ocupado en hacerlo.
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Cuando volví a abrirlos un segundo después, el buenabate seguía allí, -¡pero ahora lo reconocía!
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El buenabate Clément, muy lejos de confesarse la clase de interés que sentía por Lamiel, pensaba constantemente en ella.
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Cuando los volví a abrir, un segundo después, el buenabate estaba todavía allí, ¡pero ahora sí que lo reconocía!
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En el nombre del cielo, acordaos de las adorables palabras de nuestro buenabate Gabriel acerca de las dulzuras de la oración.
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Y añádanse las vociferaciones por las que el buenabate habría hecho desaparecer discretamente el fruto de sus amores ilegítimos con Adela.
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El buenabate Fiacro d'Arcangeli se siente menos confiado, pero parece que no le importa mucho que yo rechace ese título nobiliario.
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El buenabate hacía un gran sacrificio concediendo una segunda entrevista, pues, sin poderlo evitar, se iba apoderando de su corazón una idea terrible.
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De un modo significativamente más reservado, se manifiesta, no obstante, el buenabate sobre los conocimientos reales y el afán de aprender de su discípula.
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Estos son seguramente los tesoros que ha dejado el cardenal; y el buenabate, que veía en sueños las paredes resplandecientes, se alimentó de quimeras.
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-Mibuenabate, parecéis bien informado de cuanto ocurre en el reino.