Al descubrirme habrían visto que yo no llevaba el cráneo rapado, como es obligación de todo buenmuslime y más aún siendo jerife.
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-Acasose digne hacerlo, pues soy un buenmuslime, un fiel creyente en el Profeta.
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En tan crítica situación los buenosmuslimes, dice la crónica, los hombres juiciosos y acomodados, entablaron inteligencias con Abdelruf, y conviniéronse en entregarle la ciudad.