Ben tenía las mejillas redondas y el cabello lanoso, piel áspera, pero rostro agradable.

El busto, de cabello lanoso, parecía hecho de mármol; a veces, sin embargo, participaba -imitandouna cabeza viva-en las discusiones.

Era joven, bien parecido, negro como el carbón y de cabellos lanosos.

En el lavabo desprendió de sus cabellos lanosos el polvo impalpable de la tragedia que había provocado.

Porque comprendía que su piel obscura, sus cabellos lanosos, no eran gratos, y que las bellas aparentaban una felicidad no sentida.