A mí también me lo dejó caer una tarde en el polideportivo, sin venir a cuento.

Al caer una tarde, en medio de un diluvio deshecho, comenzaron a acudir hacia las casas de Reinoso.

Empieza a caer una tarde mala.

Después de mucho ir y venir en busca suya, ya me las estaba ventilando por mi cuenta cuando di con él al caer una tarde.

Parte del techo se cayó una tarde de lluvia, mientras estábamos entrenando.

Después de la cálida jornada estival, había caído una tarde clara y serena.

Cayó una tarde, cuando limpiaba sus cubiertos, y se quedó muerto.

En una de las casas cercanas a la que vivían, cayó una tarde un obús.

Caía una tarde tibia de verano.

Caía una tarde de 1946 cuando montado en la panza de aquel trasto dejaba, no sin pesar, el pueblo.

En su imaginación, caían una tarde sin viento, de cielo claro, pero con un crepúsculo velado y el paisaje brumoso.

Cayó una tarde opaca.