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Todavía no tenemos montado el bar, pero podemos haceros un café irlandés.
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Así era ella: un café irlandés, cargado y fuerte, helado y abrasador.
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Mary Anne suspiró y dio un segundo trago de su café irlandés.
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El café irlandés aguardaba, todavía caliente, con la nata a medio deshacer.
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Gracias -dijo Tony al ver que Delores le ofrecía otro café irlandés-.
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Pedimos la comida y decidimos que también nos merecíamos un buen café irlandés.
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En nuestra visita matinal pedimos un café irlandés, y un submarino, ambos deliciosos.
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No entendí qué quería de mí la señora del café irlandés.
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El café irlandés debe servirse en una taza alta de cristal.
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Parece un bizcocho clavado en la nata de un café irlandés.
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El champán que servían allí era malísimo, pero el café irlandés era fantástico.
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Un café irlandés tiene el mismo sabor que un filtro mágico.
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Las especialidades iban del café irlandés al capuchino pasando por los tés nepaleses.
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Suave y oscura, así era su voz, como un café irlandés.
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Entraron en calor con un café irlandés cada uno mientras preparaban la cena.
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El café irlandés de Allison llevaba un extra de nata montada.