1
En el calor enervante del mediodía, Stewart no osó seguir esperando.
2
Las paredes emitían un calor enervante que quemaba la tráquea y los pulmones.
3
No buscaba su muerte, sino de momento solo el calor enervante de su vida.
4
Muy pronto, se echaría encima el calor enervante de siempre.
5
Bajo el cielo anubarrado reinaba un calor enervante, anuncio quizá de un cambio de tiempo.
6
A continuación se produce un calor enervante que despierta los sentidos y aguijonea los apetitos.
7
Pese a ser octubre, hacía un calor enervante y había poca gente en la calle.
8
Los siglos de paz, la riqueza del suelo y el calor enervante habían reblandecido a los africanos romanos.
9
Incluso bajo los árboles, el calor era agobiante; un calor enervante que hacía sudar copiosamente a los filibusteros.
10
Un calor enervante le impedía dormir.
11
Al calor enervante del día sucedían esas noches californianas, secas y frías, cuyos rigores no dulcifica el rocío.
12
El calor era intenso, aún bajo los árboles; pero era un calor enervante, que hacía sudar prodigiosamente a los filibusteros.
13
Ana se aproximaba hasta hacerle sentir su hálito y el calor enervante que irradiaba su cuerpo, lo mismo que un termóforo.
14
El calor enervante les arrancaba las fuerzas del cuerpo, sobre todo durante la larga caminata de media tarde cuando cambiaba el turno.
15
Unos días después se le declaró un acceso de fiebre durante la sobremesa, éste no le produjo escalofríos, pero sí un calor enervante.
16
Se metió por la picada que conocía palmo a palmo y que a esa hora del sol furioso y calor enervante ofrecía una quietud insidiosa.