A continuación, posó sus cansadas pupilas en las mías con una extraña expresión.

Su alargada figura, su pronunciada nariz, sus ojos de cansadas pupilas, destilaban aburrimiento.

El talento vibró en las cansadas pupilas del piloto mayor.

Fray Bernardo arrugó la frente y fijó su mirada en las cansadas pupilas del anciano.

La sorpresa dilató las cansadas pupilas de Smith.

Tendrás que contarme todo eso, querida -dijoIsaac mirando a Beatriz con sus cansadas pupilas reavivadas por la curiosidad.

Comprenderán, caballeros -sus cansadas pupilas se fijaron en los cinco directores especialmente-, que cuanto antes terminemos con esto, tanto mejor.

Volvió a reptar hacia la pared, a menos de un metro de distancia, y concentró sus cansadas pupilas en la botella.

Ancliffe era rubio, de agraciado rostro, con unas cansadas pupilas que miraban al mundo indolente y serenamente, sin curiosidad y sin esperanza.

Había una luz extraña en sus cansadas pupilas, y la boca que de ordinario se mantenían firme y quieta, ahora temblaba perceptiblemente.