1
Antes de amanecer hoy el canto del mirlo había anunciado el amanecer.
2
Luego escuchó el canto del mirlo hasta que el pájaro guardó silencio.
3
Y, con el canto del mirlo, Jesús se despertó al despuntar el día.
4
Tras irse Émile, Bruno vuelve por el bulevar silbando entre dientes el canto del mirlo.
5
Silbó débilmente, intentando imitar el canto del mirlo.
6
Como el canto del mirlo en las ramas, con igual dulzura volaban las notas de sus labios.
7
Le llega desde la orilla el canto del mirlo y el rumor del agua sobre las piedras pulidas.
8
El canto del mirlo es seco.
9
En el camino de vuelta se oía el canto del mirlo y la voz intrigada de una niña que preguntaba:
10
Se hablaba del canto del mirlo y de fiesta de la primavera, y alguien especialmente leído empleó la palabra filomela.
11
Comprobé que los gorriones tenían un trinar áspero, mientras que el canto del mirlo y de los zorzales era grato y atrayente.
12
La luz mortecina del atardecer iluminaba levemente sus muros, y el sonido del canto del mirlo se colaba en las habitaciones vacías y calladas.
13
Del alegre canto del mirlo, de la lírica alondra, del suave arrullo de las palomas torcaces, del ulular de la lechuza en la oscuridad.
14
La muchacha me gustó, las ventanas abiertas me gustaron, me gustó el sol, me gustó el canto del mirlo, dorado como el sol matinal.
15
Era a principios del verano y el aroma de la siringa y las lilas se mezclaba con los cantos del mirlo.
16
¿Habéis escuchado alguna vez el canto del mirlo?
