En aquel momento la iglesia se llenó con el canto monódico de las monjas.

Ragnar oyó cómo el tecnosacerdote jefe iniciaba su canto monódico.

Arrodillada frente al altar de la diosa, Cleopatra se balanceaba de delante hacia atrás, siguiendo el ritmo del canto monódico de las novicias.

Todos los sonidos del exterior habían desaparecido para ser sustituidos por el canto monódico de los monjes, que resultaba sobrecogedor entre aquellos gruesos muros.

A continuación murmuró unas palabras que se asemejaban a un canto monódico y se alejó por el mismo lugar, más deprisa de como había llegado.