El nivel del agua era bajo y tenía una capa de verdín.

La enorme cerradura, cubierta por una capa de verdín, no tenía ojo.

Los muros tenían una capa de verdín húmedo, pero la celda estaba iluminada.

En realidad, estaba poblada por una fina capa de verdín que la humedad había ennegrecido.

Cerca había tres grandes columnas cubiertas de una capa de verdín tan gruesa que parecía musgo.

Una capa de verdín veló escondidamente su sonrisa.

Los bordes estaban resecos y cubiertos de juncos, y el agua viscosa tenía una capa de verdín.

Una capa de verdín cubría el estanque.

Una capa de verdín las tablas.

Un láser verde desplegándose en abanico sobre la multitud, como la fina capa de verdín de una piscina.

Una capa de verdín salobre le cubría la camisa y el agua estancada olía a mar y a putrefacción.

Taita la había desenterrado junto a las murallas de la ciudad; estaba cubierta por una densa capa de verdín.

Era bastante angosta, pero las paredes estaban cubiertas con una gruesa capa de verdín que les facilitó el paso.

Era una especie de objeto de metal con una capa de verdín, feo y arrugado por el paso del tiempo.

Como a casi todas las demás, las lluvias torrenciales de aquel último otoño la habían cubierto con una capa de verdín.

Me puse de pie y me cepillé la ropa, consciente de que debajo de las uñas tenía una capa de verdín negruzco.