1
Estaba convencido de que incluso el cardenal archivero los oiría-
2
Un buen candidato era el cardenal archivero, poseedor tanto de talla como de conocimientos.
3
Urbano le indicó al cardenal archivero Uccello que se aproximara.
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El papa Urbano se acercó flanqueado por el cardenal archivero.
5
El cardenal archivero habló de nuevo por el micrófono:
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Observó cómo el cardenal archivero repartía más papeletas.
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El cardenal archivero soltó un grito de espanto.
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Se acercó al cardenal archivero, que se hallaba al otro lado de la puerta, y musitó:
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Ngovi vio al cardenal archivero, y los tres se dirigieron a una de las salas de lectura.
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El prefecto insinuó el nombre del cardenal archivero, máxima autoridad y delegado del Papa en el Archivo Secreto.
11
El cardenal archivero volvió al micrófono:
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El cardenal archivero permanecía fuera.
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La única excepción la constituía el cardenal archivero, el cual, según sus palabras, había ofrecido su renuncia por motivos de salud.
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Urbano observó cómo el cardenal archivero regresaba a su pupitre, se aferraba a éste, intentaba recuperar la serenidad y acababa por tartamudear:
15
Lo he hecho para hacerte saber que mi trabajo aquí como cardenal archivero y bibliotecario consiste en mucho más que en archivar libros.
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El cardenal archivero Arnaldo Uccello hizo una reverencia y trató de colocarse ante la entrada de la sala Sixtina de la biblioteca vaticana.
