Era un cargo cortesano, alejado de cualquier halcón, y ella amaba el brillo del palacio, los bailes, la vida elegante.

Su arrogancia y la acumulación de cargos cortesanos le habían hecho impopular en Inglaterra.

Los otros miembros del Consejo, parlamentarios y ministros a un mismo tiempo, ostentaban cargos cortesanos, como el de panadero y mayordomo real.

Las cosas cambiaron totalmente el día en que un decreto real supeditó los nombramientos de los cargos cortesanos a los resultados de las adivinanzas.