Luego se oyó otro rumor al fondo, furtivo, ligero, casi incorpóreo.

El casi incorpóreo Kimmuriel seguía de cerca al clérigo, que corría a toda prisa.

Repentinamente me hallé solo, ingrávido, casi incorpóreo, en el centro de una espiral vertiginosa.

Si Bruno analizaba la situación, hasta ese momento el asesino era alguien borroso, casi incorpóreo.

Y se percató de que era ligero, casi incorpóreo.

Pero este éter tenía que ser un material muy raro, muy sutil, fantasmagórico, casi incorpóreo.

Su único afán era continuar caminando mientras servía de soporte al cuerpo casi incorpóreo de Luz-

Era un color vacilante, casi incorpóreo, y más agradable que todas las riquezas de Francia o de Roma.

De pronto, una imagen se apareció ante sus ojos: un hombre escuálido, casi incorpóreo, con una nariz de corneja.

Nunca se despedía; era como un ser invisible que se deslizaba sigiloso por los rincones de la casa, etéreo, casi incorpóreo.

En su interior, el muchacho se sentía casi incorpóreo, como un fardo de asustados pensamientos que se hundían en la enigmática tierra.

Existen poetas cuya obra eclipsa y borra casi por completo su propia existencia: tal el caso casi incorpóreo de Homero y de Shakespeare.

Un camarero tan flaco que parecía casi incorpóreo, con un mandil sucio, se acercó arrastrando los pies sobre las polvorientas losas del suelo.

Él saltó, moviendo las piernas en el vacío en un vuelo casi incorpóreo y luego se precipitó por encima de las almenas hacia su perdición.

La intensidad de sus esperanzas hace que todos se sientan casi incorpóreos.

Yacería casi incorpórea, ya ni ser humano, reducida solo a una sombra.