1
Cada diez metros se hallaba apostado un fraile con un cirio encendido.
2
Había un cirio encendido, pero la amplia estancia se hallaba en penumbra.
3
Miguel se acercó a él con un cirio encendido en la mano.
4
La llama del cirio encendido en el altar parecía haber cobrado fuerza.
5
Ni siquiera hay un cirio encendido en su memoria; vaya falta de respeto.
6
Por fin apareció el sacerdote con su cirio encendido, y su voz tronó:
7
Alargué el brazo y me apoderé del cirio encendido; lo golpeé con él.
8
El inspector dedicó unos instantes a la atenta contemplación de aquel cirio encendido.
9
Angélique había cogido el cirio encendido y, con mano firme, lo mantenía recto.
10
Cuando salieron, la mujer los acompañó hasta la puerta con el cirio encendido.
11
No vi ni un cirio encendido, ni oí una sola voz.
12
Fui corriendo al baúl, y al abrirlo encontré el cirio encendido.
13
En muchas de las ventanas había un cirio encendido, rodeado de una guirnalda verde.
14
Llevaba un gran cirio encendido, muy luminoso, que devolvió la visibilidad a la sala.
15
Basta llevar en la mano otra mano y en la segunda mano un cirio encendido.
16
Cerca del ataúd no había ninguna imagen, ningún cirio encendido, ni rumor alguno de rezos.
