Todo puede esperar, como esperamos que se abran las compuertas del cielo.

El aguacero caía como si se hubieran abierto las compuertas del cielo.

No había andado un kilómetro cuando se abrieron las compuertas del cielo.

Parecía que las compuertas del cielo se hubiesen abierto aquella mañana.

Pasados siete días, número cabalístico por excelencia, se abrieron finalmente las compuertas del cielo.

Aguaceros torrenciales después de un largo tiempo caluroso semeja abriesen las compuertas del cielo.

Y entonces se volvieron a abrir las compuertas del cielo.

Las compuertas del cielo se abrieron y casi los ahogaron.

Apenas terminaron de acomodarse, se abrieron las compuertas del cielo.

Las compuertas del cielo estaban abiertas de par en par.

El agua corría sobre él como si todas las compuertas del cielo estuviesen abiertas a tope.

Finalmente, Enlil inundaría la tierra abriendo las compuertas del cielo, salvándose solo Atrahasis y su familia.

Sin embargo, Dios cerró las compuertas del cielo.

Y entonces se abrieron las compuertas del cielo.

Todas las compuertas del cielo estaban abiertas.

Las compuertas del cielo se abrieron.