Con el corazón lacerado, Alfredo cogió a Allen por los hombros.

Tenía el corazón lacerado por aquella violenta emancipación de la arisca y linda viuda.

Los otros papeles eran apuntes sin importancia, eran de un corazón lacerado por el infortunio.

Su corazón lacerado le sugería los términos más hirientes.

Efraím, con los ojos empañados de lágrimas y el corazón lacerado, negó con la cabeza.

Mi corazón lacerado me lo dice a gritos.

Pero ni la Virgen María ni el Todopoderoso conseguían cicatrizar las heridas de su corazón lacerado.

Resolví cortar así con Lila, en forma brusca, con el corazón lacerado, con un gusto amargo.

Si un mes antes seguíamos las noticias con el corazón lacerado, ahora nos sentíamos plenos de dicha.

Una nueva esperanza nacía en su corazón lacerado y temía que fuese, como las otras, un espejismo.

Sentía su corazón lacerado por la angustia.

Ya he tenido que decirle adiós a Nate, y ya es más que suficiente para mi corazón lacerado.

Pero cuando hubo dilapidado todas sus riquezas, el jeque lo expulsó de su casa con el corazón lacerado.

Sus risotadas irónicas hacían temblar el hilo telefónico y llenaban de amargura el corazón lacerado de su hijo.

Algún día me tenderé en ella y lo olvidaré todo, y mi pobre corazón lacerado hallará un reposo.

RECUERDA, oh corazón lacerado, oh recuerda.