Los cuervos vivían en pareja durante toda la vida, el macho y la hembra, corvus corax.

La diversión de Corvus había funcionado; había pocos enemigos en aquella zona.

Por orden de Corvus, Rictus le había convencido de aceptar el mando.

Corvus nunca se había acostumbrado al movimiento perpetuo del sistema académico estadounidense.

Manrus consideraba esta situación injusta, y por tanto también lo hizo Corvus.

Corvus se apartó hacia atrás como si hubiese recibido una descarga eléctrica.

Suponiendo que Corvus se hubiera quedado dormido trabajando, ¿quién las había apagado?

Hileras de números de ocho dígitos, tal como le había dicho Corvus.

Corvus bufó desdeñosamente al tiempo que Sophia lo rodeaba con sus brazos.

El trío siguió avanzando y Corvus respiró lentamente, retrocediendo hacia las sombras.

Allí se había reunido un grupo de jinetes, y Corvus había desmontado.

Corvus consideró sus planes de contingencia mientras se cernía sobre los guardias.

Corvus suspiró y se deslizó hacia el oscuro espacio bajo el suelo.

Sus jóvenes ojos se encontraron con los de Corvus y se relajó.

Melodie sentía el calor de la presencia de Corvus en la nuca.

Solo podía ser una muestra, algo que Corvus había pedido con insistencia.