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En pocos años, la enfermedad mató todas las variedades de árboles de naranja del Brasil, excepto una: la limao cravo.
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Hay un poema de Rosalía archicitado y mil veces reproducido -"Unhavez tiven un cravo"- que para muchos es ejemplo idóneo de poema saudoso.
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Hoy, el 85 por ciento de los 200 millones de árboles de naranja del Brasil se obtiene del rizoma de la variedad limao cravo.
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Pero también le han quemado vallas en Saravena y Cravo Norte.
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Jesuíno, Negro Massu, Pé-de-Vento, Ipicilone, Cravo na Lapela, Isidro, Alonso y tantos otros.
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Iban hacia Caminho de Areia, donde vivía Cravo na Lapela con su numerosa familia.
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El pobre Cravo na Lapela había caído en la trampa.
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Cravo na Lapela había ejercido en tiempos aquellas funciones.
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Imagínese Otália el drama vivido por Cravo na Lapela.
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Fue Alcalde de Saravena y profesor de Cravo Norte.
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La llevaban el cabo Martim y Jesús, Pé-de-Vento y Curió, Ipicilone y Cravo na Lapela.
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También Ipicilone, Cravo na Lapela y algunos otros.
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Dicen que soy craveña, pero yo no soy del Cravo; que pauteña, pero no soy del Pauto.
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Cravo na Lapela alzó los brazos, exultante:
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Cravo na Lapela decidió ir con ellos.
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Cravo na Lapela le había ofrecido unos puros, negros y fuertes, de Cruz das Almas, de primerísima.