Si fueron Pacio o Silio, dímelo antes de decírselo al pretor urbano.

Si tienes por ahí escondido algo que sea más fuerte, dímelo antes.

Dímelo antes de que me convenza de que me he vuelto loca.

Si quieres saber lo que sé, dímelo antes de mañana a mediodía.

Dímelo antes de que siga gastando recursos, movilizando a mi gente.

Si alguna de estas cosas te asusta, dímelo antes de hablar.

Dímelo antes de mandar a los niños a que se laven.

Si un día necesitas un favor, dímelo antes que a nadie.

Si conoces algún bonito nombre teroni, dímelo antes de que volvamos a despegar.

Pero que quede una cosa clara: si quieres cagar o mear, dímelo antes.

Dímelo antes de que siga adelante con una relación que solo hará daño a todos.

Dímelo antes de que los muchachos del comité de protocolo vengan a darte la despedida.

Si decides no quedártelo... dímelo antes... no después, ¿vale?

Dímelo antes de que deba arrancártelo a latigazos.

Pero hazme un favor, Živa: cuando la encontréis, dímelo antes que a nadie más, te lo ruego.

Dímelo antes de que sea demasiado tarde.