1
Cuando niño, Edward podía dejar el azadón en cualquier momento del día y alejarse sin pronunciar palabra alguna.
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Etsuko consideraba estimulante la energía interna que hacía imposible para Saburo dejar el azadón descansando en el cobertizo.
3
Dejé el azadón y fui a buscarte a través del patio.
4
Cuando terminaron los soldados su tarea y dejaron los azadones, se suscitó un altercado.
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Los hombres, entonces, dejaron los azadones en el carro y se dispusieron a marcharse.
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Natacha, incorporándose penosamente, dejó el azadón apoyado en la valla.
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Manuel Cofre deja el azadón con el que remueve las papas y baja desde una loma.
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Y deja el azadón; que Pacomio me ayudará en esta buena obra, tan propia de sus hábitos.
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Ella dejó el azadón y fue con él, siguiéndole como hacen las mujeres cuando caminan con hombres.
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Gansey dejó el azadón en el suelo.
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Él dejó el azadón y se volvió.
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El otro tuvo que alzarse al fin y dejando el azadón supo, al volverse, quién era su enemigo.
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El pequeño personaje dejó el azadón sobre el suelo y, silbando una canción, se dirigió hacia el granero.
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El colega ha dejado el azadón, ha abierto el sobre y sobado unos billetes como si no pudiera contar bien.
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El buen hombre dejó el azadón en el suelo, para mirarme con fijeza y cierta preocupación reflejada en su rostro.
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Dejó el azadón y las otras cosas contra una de las puertas, se llevó la carretilla y se marchó hacia las cocinas.