También lo reconocí yo; nos reconocimos, y sonrió delgadamente, refinadamente.

Dice la voz, delgadamente, que hay un mundo entre las manos y las piernas.

La noche palidecía ya, delgadamente, en los confines de la tierra y el cielo.

Elvira y la señora Monera sonrieron delgadamente.

Por sobre el amarillo se sonroja delgadamente el horizonte y el cielo bajo se cubre de un rubor subido, del balaje al rubicela.

Y nunca, nunca jamás como hoy, el imaginario de la flacura estuvo tan ligado al placer sexual y a los cuerpos delgadamente dignos.

-Nuncahe estudiado lógica, pero parece consistir en razonamientos muy delgadamente hilados, que se remontan todos, a los sueños de los filósofos antiguos.