Los dos centinelas indios encendían una hoguera en el hogar de piedra.

Recogían hojas y ramas secas y con extremo cuidado encendían una hoguera.

Los que traían leña encendían una hoguera y hacían su corro.

Hacía calor pero encendían una hoguera para asar pescados y conejos.

Por no mencionar sus constantes miradas ardientes, que encendían una hoguera en su interior.

En esos casos, disponían los carros en círculos y encendían una hoguera en el centro.

Si en la playa había madera, encendían una hoguera en el lado abierto del refugio.

Comprendí que encendían una hoguera para secar sus ropas y que se disponían a cenar.

Tampoco entendía del todo por qué no tocaban tierra y encendían una hoguera en la orilla.

Bogaban en barca por la bahía, soltaban las nasas y encendían una hoguera en la playa.

Cuando terminaban de coger olas, encendían una hoguera.

Vieron cómo en la torre encendían una hoguera de la que emergió una espesa columna de humo.

Las niñas prepararon inmediatamente la mesa, mientras los chicos encendían una hoguera y colocaban unas sabrosas hamburguesas.

Dejaron pasar casi dos horas, mientras los invasores encendían una hoguera, se sentaban a comer y descansaban.

Por la noche encendían una hoguera junto al lago y se sentaban alrededor a conversar con fines terapéuticos.

Crucificaron al hombre en una puerta, con los pies hacia arriba, mientras encendían una hoguera bajo su cabeza.