Los sais eran un enemigo temible de gentes pobres, desesperadas y numerosas.

Aquella montaña de carne atontada por el licor no era enemigo temible.

El agua era un enemigo temible que podía eliminar cualquier vestigio material relevante.

Aunque por separado no eran rivales para ella, juntos constituían un enemigo temible.

Podía convertirse tanto en una aliada como en un enemigo temible.

Si Mencia estaba en lo cierto, se acababa de ganar un enemigo temible.

Mazarino se convirtió en un enemigo temible para la Monarquía Hispánica.

Bajo, de enclenque apariencia, pero inteligente y astuto, Hattusil era un enemigo temible.

Y si sufre algún daño, su padre se convertirá en un enemigo temible.

Sabía que eran un enemigo temible, pero también una raza orgullosa.

Con solo mirarla, sabía que se trataba de un enemigo temible.

Tenemos delante a un enemigo temible y hemos de empezar una guerra en serio.

Y el nuevo terminal audiovisual demostró ser un enemigo temible.

Por otro lado, en tiempos de Azazel, los ángeles eran realmente un enemigo temible.

Su enorme capacidad defensiva, su intensidad, sus agudos contragolpes, lo convierten en enemigo temible.

Ese ronin era un enemigo temible y muy bien equipado.