No había forma de enjaretar dos lances, o dos muletazos, en condiciones.

Inesita sostenía que con los ojos era imposible enjaretar tan larga perorata.

Te decía que voy a enjaretar unos espaguetis y un poco de ensalada.

Lo mejor es no detenerse cuando alguien se te acerca queriéndote enjaretar una mercancía.

Se sorprendió rezando y blasfemando al mismo tiempo, en silente y crudo enjaretar de pensamientos.

Manuela, que se enteró de que me querían enjaretar la diputación, no me ocultaba su gozo.

Pero tómese primero una taza de té del Pozo del Dragón y ya veré qué consigo enjaretar.

Tengo entre manos todos los materiales necesarios para enjaretar unas memorias históricas curiosísimas, y no sé a quién referirlas.

No me explico cómo lady Lutterworth tuvo el valor de enjaretar a un hombre público a semejante papanatas para que fuera su secretario.

Pero desprecio ese tipo de recursos, pues veo que con un poco de imaginación y de estilo, nada hay más fácil que enjaretar una novela.

También salí al balcón con otros, teniendo la suerte de enjaretar unos parrafillos tan bien dichos, tan conmovedores y del caso, que me aplaudieron frenéticamente.

No le quedaría tiempo al viejo Serapio para enjaretar otra de las aventuras de su abuelo, porque, sin duda, del abuelo se trataba...

Desde que me enjaretaron a la espía no han vuelto por aquí.

Cojo mi pluma, y ¡ras!, lo acabo y enjareto otro, y otro.

Les enjaretó un discurso de seis horas hablando de todo sin decir nada.

A medida que iba enjaretando sus excusas, Septimus fue sobreponiéndose en cierta manera.