También había un viejecito con enormes bigotes blancos, pero ése solo miraba.

Un pequeño pez basurero de enormes bigotes pastaba fuera, limpiando la superficie.

Lo primero que llamaba la atención de él eran unos enormes bigotes rubios.

Uno era un oficial del Ejército, el otro un hombrecillo con enormes bigotes.

La condesa le tendió la mano, que la general restregó con sus enormes bigotes.

El jefe de estación, que tenía unos enormes bigotes grises, contestó a su pregunta:

Había más aún: muchos chicos lucían largas barbas descuidadas, enormes bigotes o grandes patillas.

Llenas de temple... pelirrojas, de anchos hombros y enormes bigotes caídos".

Iba vestido como un gentleman aunque parecía un lacayo, con enormes bigotes y mucha arrogancia.

Con sus enormes bigotes parecía realmente una morsa.

El señor Pogue era un hombre bajo y ancho, de movimientos vivos y unos enormes bigotes.

La mitad de los obreros lucían enormes bigotes.

El hombre sonrió desde el otro lado de sus enormes bigotes y de sus pequeñas gafas.

Luego sacó del bolsillo unos enormes bigotes pelirrojos.

Corpulento, algo torpe de movimientos y con enormes bigotes grises que casi le cubren la boca.

El tío de Júpiter, un hombrecillo de enormes bigotes, era un chatarrero fuera de lo corriente.