El catedrático cogió la tiza y escribió rápidamente en el espacio oblongo:

El espacio oblongo, en forma de ataúd, de la ventana abierta también era negro.

Una tarimita bien encolada elevaba un espacio oblongo, como de caja de bombones, justo al fondo de la sala.

Otro espacio oblongo, con mayor corriente de aire, surgió contra el cielo estrellado, mientras Bruce abría la puerta exterior.

Toda aquella blanca y fatigosa caminata concluía de súbito en un espacio oblongo y un muro blanco y desguarnecido.

La arena húmeda se iluminó bajo los pies de Eureka cuando avanzó hacia el espacio oblongo que había esculpido la ola.

Lo que vieron al llegar allá fue un gran espacio oblongo, embaldosado con suaves piedras y rodeado por pilares grises, pero sin techo.

Arriba había una claraboya de moderadas dimensiones y, a cada extremo del espacio oblongo, dos portillas que podían convertirse fácilmente en troneras para carronadas.