Allí estaba el mar, verde y espumeante bañando un playa de guijarros.

Sobresalía hasta la mitad del arroyo y el agua discurría allí espumeante.

Era cantar general y espumeante que alzaba la mañana con delgada alegría.

Cugel se agitó y pateó y se impulsó hacia la espumeante superficie.

Así ha pasado treinta años, en un baño constante de espumeante adrenalina.

Salvador apareció en el umbral con el cubo lleno de leche espumeante.

Pero el violento y espumeante torbellino blanco había hecho presa en ellos.

Luego la gran ola se retiró de la playa rugiente y espumeante.

Estaba destrozado, espumeante de rabia y evitaba el abrazo afectuoso de Tomás.

Sus ojos eran como rutilantes estrellas, y la barba parecía agua espumeante.

Una jarra de espumeante cerveza recién servida reposaba junto a su codo.

De su boca brotaba espumeante el agua para llenar la tranquila laguna.

De su boca salió sangre espumeante, y Druss saltó a su lado.

Uno de aquellos demonios aulladores se le echó encima, espumeante de rabia.

Obedezco, y le acerco una pócima humeante, espumeante, de color de té.

Dichas aquellas palabras con absoluta indiferencia, Len llenó las copas del espumeante líquido.