Y no le ahorró blasfemias y exclamaciones soeces de las suyas.

Todo esto lo explicó envolviendo sus palabras en una serie de exclamaciones soeces, escupiendo y fumando.

Sus dichos intraducibles, sus interjecciones, sus exclamaciones soeces.

Las fámulas se peleaban y zaherían, punteando sus frases cortas con hirientes risotadas y exclamaciones soeces.

Cuando lo contaba yo a alguien él recordaba experiencias semejantes en las que también oyó exclamaciones soeces y blasfemias al murciélago.