Su aspecto era extrañamente grave, como corresponde al portador de malas noticias.

Había en aquel rostro una expresión ingenua y bondadosa, pero extrañamente grave.

Cho-Hag, rey de los algarios, habló con una voz extrañamente grave:

No tanto las palabras, como el tono extrañamente grave con que las había pronunciado.

El eco era extrañamente grave para lo que imaginaba que era una pequeña caverna.

Dunwoodie movió la cabeza y dijo con tono extrañamente grave:

El rostro de Nel adoptó una expresión extrañamente grave.

Su voz es extrañamente grave y casi se quiebra mientras los ojos se le ensombrecen.

La mujer empezó a sollozar con una voz extrañamente grave, y a pedir que viniera la policía.

Aún lo hallo extrañamente grave, si bien, a medida que progreso en sabiduría, sé menos qué quiere decir.

Su cuello, blanco como la leche, era largo y torneado, extrañamente grave y monumental en alguien tan joven.

En las fotos que tengo, ella aparece extrañamente grave, el sábado en que fuimos de compras al mercado ambulante.

Había bajado la voz por temor a que Olive pudiera escucharlo, y había algo extrañamente grave, algo en realidad solemne, en su tono.

Roger tenía una voz extrañamente grave, un timbre de bajo inesperado en un cuerpo tan delgado, y habló con un respeto casi reverencial.

Su voz, extrañamente grave, se había ido enriqueciendo de emoción a medida que hablaba; era como si estuviera exponiendo su corazón ante el otro:

Como ambos callasen sobrecogidos, Hölderlin se inclinó sobre la silla de Mörike, le tocó levemente en el hombro y dijo con voz extrañamente grave: