Los niños de Andreanne suelen fascinarse con la historia de Primo Branford.

Solo él, me había dicho, podía asombrarse, fascinarse, como yo, por la repetición.

Mirar y remirar, y en los enredos de la mirada fascinarse, perderse, querer.

Y, a partir de ese momento, Lavra llegó a fascinarse con sus propios cambios.

Mejor dejar el sueño para otro momento y comenzar a fascinarse con el lugar.

Esperan fascinarse y consolarse con el sentimiento de una regla y de una fatalidad.

Y no podía perderse ni fascinarse, había demasiada gente esperándola.

Nada más lo tiene a él para fascinarse y fascinar.

Esta contradicción lo convierte en un héroe torturado con el que resulta imposible no fascinarse.

El público y el orador tienden a fascinarse mutuamente.

Él ya solo podía fascinarse presintiendo su propia destrucción.

Una de las cualidades de la infancia es fascinarse por todo aquello que la inicia.

Los ojos de ella habían perdido la capacidad de fascinarse por las miradas de él.

Arturo acabó de fascinarse completamente y apartándose con su compañero a un pasadizo, le dijo:

Melba era toda dientes y codos, pero era irresistiblemente amistosa; no tardaron en fascinarse mutuamente.

Era imposible no fascinarse ante la persuasión de un chico convertido en adulto de repente.