La formacuadrúpeda de Melenanocturna creció hasta quedarse sobre dos piernas.
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Otra gran formacuadrúpeda bajaba sesgadamente por el monte.
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Había dejado atrás su formacuadrúpeda; al parecer usaba un cuerpo de hombre y se movía a la velocidad de un hombre.
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Generaciones de esfuerzo continuado habían permitido que este tipo de locomoción llegara a sustituir a la formacuadrúpeda de marchar de sus antepasados.
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Mientras adoptaba la formacuadrúpeda, las cuatro zarpas cambiaban perfectamente sobre la roca, sin tener que esforzarse por recuperar la posición o el equilibrio.
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Cambió de inmediato a su más grácil formacuadrúpeda, a fin de disfrutar de una pequeña oportunidad de escapar al primer salto mortífero del cazador.