1
Como un fuego moribundo, quemando el poco combustible que tiene, expulsando humo.
2
Widukind apartó su cubierta de piel y se acercó al fuego moribundo.
3
Permaneció sentado, solo, en la oscuridad, viendo caras en el fuego moribundo.
4
Cuando estuve a solas leí la nota a la luz del fuego moribundo:
5
Había dos mujeres sentadas junto a un fuego moribundo, vestidas con capas emplumadas.
6
Mogora estaba sentada en una piedra plana a cinco pasos del fuego moribundo.
7
Cuando llegó la tarde, todavía estaba sentado frente al fuego moribundo.
8
El nuevo Ucan aún permanecía de pie frente al fuego moribundo.
9
Y el resplandor se desvaneció como los últimos rescoldos de un fuego moribundo.
10
Nos miró y sonrió desde el otro lado del fuego moribundo.
11
Sintió que se le dormían las extremidades y se acercó al fuego moribundo.
12
El fuego moribundo dentro del cuartel la guio hasta su sitio.
13
Él avivó el fuego moribundo y encontró más mantas, que amontonó sobre ella.
14
Cayó hacia delante, murmurando, tan cansado que quería fusionarse con el fuego moribundo.
15
Lo dejé allí inmóvil, los ojos fijos sobre el resplandor del fuego moribundo.
16
Miró hacia la distancia; al fuego moribundo del crepúsculo, sobre las rocas más lejanas.
