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La cándida azucena reemplazaría al gladiolo rojo que Alejandro le tiró el día del baño y que terminó en la capilla.
2
En pocos segundos regresó sin el cartapacio pero con un impresionante gladiolo rojo en la mano del que iba prendido una tarjeta.
3
La mesa estaba decorada con puntiagudos gladiolos rojos sobre una gran fuente.
4
Le entregó un ramo de gladiolos rojos, de tallo largo, envueltos en papel de seda.
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Hasta los gladiolos rojos del atril parecían descoloridos.
6
Gladiolos rojas y unos cuantos lirios violetas.
7
Creo que tenemos gladiolos rojos silvestres.
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-Conqué vas a responder a ese gladiolo rojo, por supuesto.
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Encima había una máquina de escribir muy vieja y un florero de cristal veneciano con tres gladiolos rojos.
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A su izquierda había una gran fogata a la cual se acercaban con ofrendas y gladiolos rojos, rosados y blancos.
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Sobre el piano negro, en un ángulo, se erguía un solitario y esbelto jarrón de cristal conteniendo tres gladiolos rojos.
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Un barbudo, con el fusil en bandolera, se encuentra a la entrada, a medias oculto por un enorme ramo de gladiolos rojos.
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Ella se puso en pie, se quitó las gafas y las depositó delicadamente sobre la mesa, cerca de un ramo de gladiolos rojos.
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Finalmente, el Mar Rojo se abriría para que pasasen, no aquellos que pasaron, sino Betsabé y yo, matrimoniales, entre dos orillas de gladiolos rojos.
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Vio alrededor de la fuente cuatro palmeras de tronco esbelto, y a sus pies unos gladiolos rojos que animaban la monotonía del césped amarillento.