En su momento el comandante Camilo Cienfuegos dice con su insustituible gracejocriollo:
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Su adivinanza trasciende los marcos del gracejocriollo y deviene en una lamentable realidad.
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Él tenía el gracejocriollo, pero su hablar era peculiar, entre lo español y lo cubano.
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En tales circunstancias, el gracejocriollo no tardó en encontrar el filón humorístico del caso, no obstante la desgracia que significaba semejante escasez.
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Al final, los otros dos Ochoa intervinieron, y Martha Nieves descargaba el ambiente con sus gracejoscriollos.