Nadie podía citar un caso, debidamente probado, en que el granadivino hubiese errado en sus previsiones.
4
Es usted un granadivino, señor Wolfe.
5
No soy un granadivino.
6
No era necesario ser un granadivino para concluir que algo le había ocurrido y yo empecé a hacer suposiciones.
7
No hacía falta ser un granadivino para comprender que la guerra estaba perdida y que el final se acercaba.
8
Otro granadivino, Borges, inventa el "aleph", aquel punto mágico, escondido en un hueco de escalera donde puede verse cualquier cosa de cualquier tiempo.
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Felipe II, granadivino del porvenir, no hubiera soñado siquiera que sobre su tumba se divertiría el primer ministro del reino con su amante...
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-Querintoméludno es ningún tarado -gruñóJujanlo-;es un mutante, un granadivino.
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-Esun granadivino, el padre de mi padre.
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-¡ Afemía, mi querido amigo, que es usted tan granadivino como gran pintor!
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-¿Es cierto que es un granadivino?
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-Acabarécreyendo que tomó usted parte en el asesinato de Benson o que es usted un granadivino.