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En una marcha silenciosa cruzábamos aquella gran catedral de la salvaje naturaleza.
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Un poco más allá llegamos frente a la gran catedral de Barcelona.
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Allí, al amparo de la gran catedral, seguro que encontraba una posada.
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Comoquiera que se mire a la gran catedral, resulta noble, es hermosa.
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Por unos instantes fueron los dos únicos ocupantes de la gran catedral.
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Velasco se arrodilló a solas ante el altar de la gran catedral.
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Kallad contó veinte cadáveres tirados en las naves de la gran catedral.
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Los chicos se aferraron a la cara rocosa de la gran catedral.
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Lo cierto era que el artesano había llegado a amar la gran catedral.
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En esta ciudad no había recursos para construir una gran catedral.
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Eran demasiados incluso para la gran catedral que se alzaba en la colina.
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Así pues, la gran catedral de Wren la pagó el carbón.
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Hemos salido a la plaza abierta que hay delante de la gran catedral-
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Uno siente deseos de ser un animalillo sin nombre en una gran catedral.
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Pues los auténticos albañiles eran los artesanos que trabajaban en la gran catedral.
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Al otro lado de la plaza se alzaba la gran catedral.
