Hacia el mediodía estamos en el gran resalte donde empieza la pared.

Ya hemos escalado el gran resalte.

Atravieso a gatas hacia la derecha, clavo un pitón de aseguramiento y subo quince metros hasta un gran resalte.

Hacia el mediodía llegamos debajo del gran resalte, a una altura de cuatro mil metros, y debemos emplearnos de nuevo a fondo.

Pero tampoco esta vez nos está permitido encontrarnos juntos: desde el gran resalte hasta aquí ha sido un continuo sucederse de pasos de sexto grado.